Los seres humanos
siempre han buscado realzar las características que los hacen diferentes a los
demás seres vivos, esto se ha logrado gracias al avance de ciencias como la
biología y la genética que han dado al humano una visión de individualidad y funcionalidad,
en donde todo lo atípico es llamado anomalía o enfermedad. La antropología
médica se encarga de dejar a un lado la concepción de “individualidad”, dando
lugar a una conceptualización en la que la aparición, desarrollo y la toma de
conciencia de todos aquellos rasgos
culturales y humanos que participan en lo que hoy se le conoce como enfermedad,
terapéutica y quehacer sanitario. Actualmente la incorporación de las ciencias
de las humanidades al campo de la medicina, ha permitido que se deje de ver lo
objetivo de las enfermedades, se ha logrado la incorporación de las vivencias y
percepciones subjetivas al enfermar. Es cierto que hay distintas concepciones
de las causas de la enfermedad; plagas, castigos divinos, maldiciones,
microorganismos, pero cada una de ellas tiene detrás una concepción religiosa
y/o científica que permite el entendimiento de cada uno de sus componentes. La enfermedad
se ha visto desde perspectivas culturales, desde los pacientes y desde los
terapeutas, lo que ha sido importante para la detección, intervención y erradicación
del proceso mórbido. De uno u otro modo, en el proceso de enfermedad la
intervención de la sociedad es casi inevitable, ya sea por el miedo a enfermar
o para ayudar al individuo a regresar al periodo de salud en el cual se
encontraba. Es por eso que es importante la interacción del enfermo, el
terapeuta y la sociedad, pues este conjunto va a permitir la restitución de la
salud.
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